De todas las batallas de la Primera Guerra Mundial, ninguna puede compararse a la que se libró por Verdún. Casi un millón de bajas, más de cien mil disparos de obús diarios, nueve pueblos borrados del mapa para siempre…
Una batalla que reflejó como casi ninguna otra el sinsentido de la guerra. Fue la de más larga duración durante dicho conflicto (El ataque alemán y la batalla siguiente duraron sobre unos 300 días ), y sólo la Batalla de Somme, acaecida a partir del 1 de Julio de 1916 sería más sangrienta.
Verdún era la llave de entrada a las planicies que daban paso al camino de París. Pero siempre fue un lugar inexpugnable durante toda la historia, desde Atila hasta la Guerra Franco-prusiana.
Y a raíz de la rápida y aplastante victoria de los germanos en la guerra franco-prusiana de 1870, se decidió la construcción de una cadena de fuertes y fortificaciones fronterizas, con gran peso en el sector de Verdún, preparándose para resistir una posible nueva ofensiva: fueron las célebres aportaciones del general Séré de Riviéres.
Después de que los alemanes fracasaran en conseguir una victoria rápida sobre Francia en 1914, la lucha en el frente occidental se convirtió en una Guerra de trincheras.
Sin embargo, en los meses previos al ataque alemán, las fortificaciones de Verdun comenzaron a desarmarse hasta quedar prácticamente sin artillería ni guarnición.
Además, no había cinturones de alambre de espino en torno a los fuertes y la mayoría de las armas de los fuertes todavía estaban en el almacén subterráneo.
Por otra parte, el Alto Mando francés tampoco esperaba una acción a gran escala en Verdún y necesitaba la artillería pesada en otros frentes.
En 1915 el comandante en jefe alemán Erich von Falkenhayn planeó un nuevo ataque a Francia, desoyendo los consejos de Hindenburg, que prefería terminar totalmente con el frente ruso y esperar a que Serbia fuera también definitivamente aplastada.
Concretamente, la intención no era tomar Verdún.
El plan consistía en una guerra de desgaste contra las tropas francesas para empeñar a las tropas francesas en una defensa a ultranza de la plaza y conseguir el mayor número de bajas de soldados y de material mediante devastadores ataques de artillería que obligaran a reemplazar las bajas y produjeran en el ejército francés una sangría de efectivos imposible de soportar.
“Aqui el ejercito frances se desangrara hasta morir”
La fuerza francesa en Verdún constaba en ese momento de 34 batallones frente a los 72 batallones de Alemania, por lo tanto, aproximadamente la mitad que la de su agresor.
La artillería francesa estaba en desventaja: cerca de 300 armas de fuego, la mayoría cañones de 75 mm de campaña, en comparación con 1400 armas por parte alemana, la mayoría de ellas pesadas, entre ellos, los Skoda de 305 mm y los Krupp de 420 mm y morteros de trinchera de 76 mm, de 170 mm y 250 mm.
El ataque comenzó el 21 de febrero de 1916 a las 7:15 de la mañana con un bombardeo artillero como no se había visto jamás: 9 horas y un millón de obuses, (incluyendo gas venenoso), en un frente de apenas 40 km.
El ruido que produjo se oyó como un estruendo hasta 100 km de distancia.
Las divisiones francesas en el frente fueron destruidas sistemáticamente por el bombardeo antes incluso de ver delante de ellas a un sólo alemán.
Los soldados, habían muerto destrozados por la metralla o aplastados en sus refugios. Desaparecido es una palabra que se repetirá machaconamente durante toda la batalla y que significa eso: despedazado, volatizado. Sólo figuraron como muertos los soldados identificados.
Esta preparación masiva fue seguida por un ataque de tres cuerpos de ejército (III, VII y XVIII) , haciendo efectivo el principio rector del Alto Mando Alemán “la artillería destruye, la infantería ocupa”.
Los alemanes utilizaron lanzallamas por primera vez en la guerra para limpiar las trincheras francesas.
Tropas de asalto recientemente llegadas al frente lideraron el ataque con rifles colgados, la primera vez en la guerra.
Esta combinación de artillería y tácticas de choque de infantería en esa escala eran nuevos para los defensores franceses y les hizo perder mucho terreno al principio.
Este infierno tuvo una expresión más que lacónica en el comunicado difundido a las 15 horas del día 21 (febrero 1916) por el Gran Cuartel General francés:
“… Débil acción de ambas artillerías a lo largo del frente, salvo al norte de Verdún, donde se ha manifestado cierta actividad …”
Pero fueron sorprendidas por los inesperados supervivientes que, andrajosos y aterrados, ofrecieron una resistencia tal que trastocó los planes alemanes.
Hasta el 22 de febrero, las tropas de choque alemanas habían avanzado 5 km al capturar el “Bois des Caures”, en el borde de la aldea de Flabas, después de que dos batallones franceses, encabezados por el coronel Émile Driant, hubieran mantenido la posición durante dos días.
El 22 de febrero comenzó con otro bombardeo de la artillería. Esta vez fue seguido por una infantería más resuelta, pero el progreso seguía siendo lento. Al finalizar el segundo día de lucha, los alemanes habían avanzado solamente 2 km. a lo largo de la mayor parte de la línea.
Sin embargo, el frente norte francés estaba en peligro de derrumbarse. Muchas unidades perdieron la mitad de sus hombres en los primeros tres días de la batalla.
El 24 de febrero, a las 4:30 de la tarde, tres compañías de infantería alemanas (regimiento de Brandeburgo), entraron en el fuerte central del sistema de fortificación francés: Fort Douaumont.
Una confusión ayudó a la acción de los alemanes.
Una determinada unidad francesa de infantería había llegado cerca de la fortaleza como refuerzo al mismo tiempo que los hombres conducidos por el sargento Kunze.
El oficial francés responsable de la vigilancia ordenó a sus hombres no disparar sobre los asaltantes pues creyó que las tropas que tenía enfrente eran aliados al confundir su uniforme.
El conjunto de soldados alemanes estaba formado por sólo 19 oficiales y 79 soldados. Rápidamente abrumada, la pequeña guarnición francesa de 70 hombres se rindió.
Pero el avance aleman se vió detenido por las órdenes que limitaron su alcance y por la dificultad de adelantar las posiciones de la artillería sobre un terreno embarrado impracticable por el bombardeo.
Esta desaceleración dio tiempo a Francia para reforzar con 90.000 hombres y 23.000 toneladas de municiones por el ferrocarril de Bar-le-Duc a Verdún.
Esto fue cumplido en gran medida por la “noche sin interrupciones”, y de transporte por camiones durante todo el dìa por una estrecha carretera , la llamada “Voie sacrée” (Via Sacra)
Dos divisiones trabajaron constantemente para mantener el camino en condiciones, lanzando grava en ella.
La línea ferroviaria que atravesaba Verdún, en tiempos de paz, había quedado interrumpida desde 1915.
Los franceses llegaron a prepararse para la evacuación total de la orilla derecha.
La «Región Fortificada de Verdún», que estaba bajo el mando directo de Joffre, fue confiada al Mariscal Pétain el 26 de febrero.
Los defensores de la línea Douaumont fueron divididos en cuatro sectores, y a cada sector se le encomendaron nuevas tropas francesas. Su principal tarea era retrasar el avance alemán con contraataques
Éstos eran grandes fortines construidos en la pared externa de la zanja, armados de cañones de 37mm y ametralladoras para derrotar a cualquier enemigo. Las casamatas estaban interconectadas por los túneles que descendían por debajo de la zanja.
Cada nuevo avance aleman hacia el sur, hacia la ciudad de Verdún, se hizo más y más costosa que las anteriores, como el calvario del V Ejército alemán, cuyos efectivos fueron abatidos por la artillería de Pétain que se había concentrado en el frente, a la orilla occidental del río Mosa.
Cuando el pueblo de Douaumont fue finalmente capturado por la infantería alemana, el 2 de marzo de 1916, cuatro regimientos de infantería alemana habían sido prácticamente aniquilados.
Al no poder seguir avanzando de frente hacia Verdún, los alemanes lanzaron una nueva ofensiva, atacando en la orilla oeste o margen izquierda, del río Mosa, en las colinas de Le Mort Homme, el 6 de marzo y Cota 304, el 20 de marzo.
En el ataque de la artillería alemana participaron cerca de 800 armas pesadas que dispararon un número de proyectiles cercano a los 4 millones de disparos y transformaron las dos colinas en sendos volcanes de lodo y rocas.
Se cuenta que en medio de un fuerte bombardeo, un grupo de soldados franceses atrincherados, del Regimiento 137 de Infantería, recibieron la orden de prepararse para atacar. Tomaron sus fusiles y se situaron en línea, listos para salir.
En ese momento los proyectiles de la artillería alemana comenzaron a caer directamente sobre ellos, derrumbando las endebles paredes de su estrecha trinchera y enterrándolos vivos.
A la vista sólo quedaron los 39 filos de sus bayonetas. Con el paso del tiempo la historia se convirtió en un mito, y en ese lugar ahora se alza un monumento en su memoria.
La parte superior de la Cota 304 había bajado de 304 m a 300 m, según los estudios posteriores a la guerra.
Mort Homme estuvo protegido activamente por los cañones franceses que habían obstaculizado el progreso alemán hacia Verdún en la margen derecha.
Después de atacar la Corbeaux des Bois y destruir a varios batallones franceses, los alemanes lanzaron un nuevo asalto a Le Mort Homme el 9 de marzo, esta vez en la dirección de Béthincourt hacia el noroeste.
Durante este avance victorioso, también habían capturado los pueblos destruidos de Cumières y Chattancourt.
Los franceses , tenían una enorme concentración artillera situada en la Cota 304 desde dónde machacaban las posiciones alemanas alrededor de Mort Homme, por lo que el ataque alemán se estancó en las vertientes del Mort Homme.
Al día siguiente llegó al Bois Le Bouchet a la 4ª División de infantería del general Lecomte que formaba parte del 32º Cuerpo de Ejército bajo el mando del general Berthelot
Al situarse en línea y observar el espectáculo que tenían delante, se cuenta que uno de los miembros de la oficialidad murmuró: “Que nos den la absolución. Estamos todos jodidos.”
En marzo, cayeron Fort Harcourt y Fort Malancourt.
En abril los alemanes decidieron abandonar la política de ataques estrechos a favor de lanzar un ataque a lo largo de todo el frente entero. El primer ataque amplio duró del 9 al 12 de abril, y obtuvo muy poco, antes que la lluvia forzó un alto en las hostilidades.
En mayo los alemanes que habían conquistado la fortaleza Douaumont sufrieron un terrible incidente.
Una ignición en una caja de granadas encendió un lanzallamas que provoco una serie de explosiones en esta galería donde se encontraban más de mil hombres.
Esto provoco el derrumbe de la galeria. Algunos salieron del fuerte prendidos fuego. La mayoría murió en el lugar. Imposibilitados por los combates en el exterior de evacuar los cadáveres, se levantó un muro sellando el sector.
Detrás de este muro están los restos de 679 alemanes. Y allí están
Más adelante, los franceses experimentaron un horror similar en el túnel de Tavannes. Este era un túnel ferroviario bien protegido, usado para almacenar suministros y munición. Un gran fuego se inició entre la munición, y docenas de soldados franceses murieron.
En mayo de 1916, el evento principal fue el intento fallido de Francia de volver a ocupar Fort Douaumont
El asalto comenzó el 22 de mayo después de una preparación de artillería masiva.
A los tres días, el intento francés había fracasado a pesar de que la infantería francesa había ocupado la superestructura de Fort Douaumont más de 12 horas. El general Charles Mangin fue acusado del fracaso y se negó a realizar otro intento.
Más arriba, Pétain también se negó a apoyar un nuevo intento de recuperar Douaumont, invocando insuficiente disponibilidad de artillería pesada en el momento.
Más tarde, en mayo de 1916 los alemanes atacaron el Paso del Margen Izquierdo (Mort-Homme y Cota 304) (la orilla derecha), al sur de Fort Douaumont.
Tambien fue tomado el Fuerte de Thiaumont .
Fort Vaux fue bombardeado continuamente por los más pesados cañones de asedio alemán.
Se inició el asalto final el 1 de junio por cerca de 10.000 tropas de choque de Alemania, que ocupaban la parte superior de la fortaleza.
Sin embargo, las casamata subterráneas de Fort Vaux aún permanecían en manos de los franceses al finalizar la lucha durante cinco días, barricada por barricada, en los estrechos pasillos de la fortaleza.
Los alemanes entonces intentaron avanzar hacia el interior de la fortaleza descargando los lanzallamas en cada abertura simultáneamente. Pero los soldados franceses resistieron a esta tentativas. Raynal entonces envió su última paloma mensajera solicitando ayuda.
El pájaro, gravemente enfermo por los gases, volvió al principio a su jaula,pero en la segunda tentativa, voló hasta un puesto de mando en Verdun.
Después de ser relevado de su mensaje, la paloma se derrumbó y murió. Recibió como homenaje una Legión de Honor y su cuerpo se ha preservado en un museo.
El ejército francés desplegó cinco ataques en cuatro días para relevar a la asediada guarnición de Fort Vaux. Sin embargo sólo uno de estos ataques desesperados consiguió llegar a las cercanías de los muros, y fue rechazado.
La guarnición francesa de Fort Vaux, dirigida por Raynal, finalmente se rindió el 7 de junio cuando los defensores se habían quedado sin agua.
Tal fue su resistencia que los alemanes rindieron honores militares a los vencidos.
El sufrimiento de los soldados era espantoso y daba lugar a escalofriantes relatos:
“Una mañana vi a un hombre beber desesperadamente el agua negruzca y grumosa de un cráter donde yacía el cadáver de un hombre en avanzado estado de descomposición. El sediento hizo caso omiso de la escena, hubiese estado bebiendo agua de allí durante una semana”.
Ademas miles de ratas que se alimentaban de los cadaveres infestaban las trincheras y hacian mas miserable la vida a los soldados.
El gas venenoso permanecia en el interior de los crateres a veces llenos de agua abiertos por la artilleria , y caer en el interior de ellos era muy peligroso.
La idea original de una batalla de desgaste había sido finalmente abandonada en favor de un ataque serio contra la ciudad.
El 1 de junio de 1916 Alemania lanzó un ataque masivo. La ofensiva alemana tomo impulso. Comenzó, por supuesto, con un bombardeo masivo de artillería. Los franceses notaron enseguida que este bombardeo era diferente a lo usual. Los proyectiles estallaban casi silenciosamente. Eran proyectiles cargados de gas.
El gas “ Cruz Verde “ era conocido técnicamente como fosgeno.
Los alemanes se habían propuesto producir un gas contra el cual las caretas antigás francesas fuesen ineficaces, mientras que las caretas antigás alemanas lo neutralizarían.
Aunque las máscaras francesas se comportaron mucho mejor que los alemanes esperaban, redujeron en gran medida su eficacia. Difícilmente la respiración y las lentes empañadas les ayudaron a cargar proyectiles pesados o a apuntar sus armas.
El gas persistió durante dos días debido a la carencia de viento. El gas veneno mató a toda la vegetación en un área inmensa.
En ese mes de junio de 1916, las fuerzas alemanas alcanzaron el punto máximo en su avance sobre Verdún. A partir de entonces, la situación iría invirtiéndose lentamente.
El movimiento táctico del ejército alemán era continuar presionando hacia el sur, en la margen derecha del río Mosa, hacia la ciudad de Verdún.
Como preliminar, el 21 de junio, tropas de asalto alemanas (60.000 hombres) tomaron el reducto de Thiaumont y el pueblo en ruinas de Fleury, cuya cercanía a la fortaleza de Thiaumont lo convertía en una baza importante para estabilizar el frente en esa zona.
Los alemanes trataron, a partir del 10 de julio, de incapacitar a la artillería francesa con más de 60.000 proyectiles de gas difosgeno (el llamado Green Cross Gas).
Estos fueron en gran parte ineficaces, dado que los franceses, por pura casualidad, acababan de ser equipados con su último tipo de máscara antigás (la máscara M2).
Mientras tanto, las armas pesadas alemanas martilleaban Fort Souville y sus accesos con más de 300.000 proyectiles.
Sin embargo al momento del asalto fueron diezmados por la artilleria francesa. Menos de un centenar de soldados de infantería alemana se las ingeniaron para escapar de su fuego
El 23 de junio una pequeña cantidad de tropas alemanas alcanzaron las alturas de Souville, consiguieron llegar hasta 2,5 millas del centro de Verdún.
Pero este ataque vaciló así como el ejército alemán, que ya había dado todo de sí mismo y no podría dar más. La ofensiva se atascó rápidamente.
El avance alemán había sido conseguido en un frente estrecho, exponiendo a las tropas alemanas más avanzadas a los ataques del flanco.
Mientras Souville se encontraba resistiendo el asalto, la apertura de la batalla del Somme, el 1 de julio de 1916, había obligado a los alemanes a retirar algunas de sus piezas de artillería de Verdún para contrarrestar la ofensiva anglo-francesa en el norte.
La batalla del Somme fue lanzada en parte por los Aliados para tratar de quitar algo de la presión de los franceses en Verdún.
A finales de 1916, las tropas alemanas estaban agotadas, y Falkenhayn había sido sustituido como Jefe del Estado Mayor General por Paul von Hindenburg. Estos decidieron cancelar la ofensiva a gran escala.
Adjunto de Hindenburg, el Jefe del Cuartel general Erich Ludendorff, pronto adquirió un poder casi dictatorial en Alemania.
Al ceder la presion alemana , los refuerzos franceses equilibran la proporción de fuerzas.
El 18 de agosto, los franceses recuperan Fleury
Allí en Verdún, la matanza insustancial y sin sentido continuó.
Los alemanes se debilitaron y los franceses conseguían recuperar la energía, especialmente en artillería.
El ejército francés lanzó una importante contraofensiva para recuperar Douaumont en octubre de 1916.
Su máximo precursor fue el general Nivelle, un comandante experimentado en el uso masivo de la artillería.
La preparación, que duró seis días, consumió 530.000 proyectiles de artillería de 75 mm además de 100.000 proyectiles de 155 mm
Las baterías artilleras alemanes respondieron al fuego, lanzando una tormenta de acero sobre la tierra de nadie para frenar el seguro avance de la infantería francesa, pero el asalto no venía.
En su lugar, los franceses renovaron su bombardeo de artillería, golpeando las baterías alemanas ocultas. La mitad de ellas fueron destruidas durante los dos días siguientes.
Se asignó a un batallón de marroquíes y una compañía francesa de ingenieros, la tarea suprema de tomar la fortaleza.
El ataque se inicó rápidamente. Los marroquíes se acercaron a las paredes del coloso, mientras un obús de 400mm comenzó a disparar sobre Douaumont.
Los primeros cuatro impactos fueron impresionantemente certeros, pero no penetraron en su interior. El quinto golpe en cambio, agrietó el techo sobre el túnel.
Volviendo a recargar y haciendo fuego, el siguiente proyectil entró por el mismo punto que el quinto, penetró hasta el final hasta el túnel principal situado más bajo, encendiendo un almacén de munición.
La fortaleza comenzó a llenarse de los humos de la munición ardiente. Incluso las caretas antigás eran ineficaces, pues los humos se convirtieron lo bastante para desplazar al oxígeno y para crear una atmósfera sofocante.
Los alemanes evacuaron en parte Douaumont, que fue capturado el 24 de octubre por la infantería de marina francesa y colonial.
El 2 de noviembre, los alemanes evacuaron Fort Vaux, que también había recibido disparos y ataques de las 400 armas francesas de la zona
Una ofensiva francesa limitada en la margen izquierda, en agosto de 1917, prevista por el general Pétain, se llevó a cabo con una abrumadora superioridad de artillería pesada, siendo rápidamente recuperados Mort-Homme Hill, así como Cota 304.
La batalla en Verdun continuó en Diciembre, algo irónico pues el combate del Somme para aliviar su presión y forzar su término ya había concluido.
Esta ofensiva. lanzada el 15 de diciembre, empujó a los alemanes tras dos millas atrás, casi detrás de la línea de donde habían partido para la batalla.
La campaña se desarrolló en apenas 20 millas de largo, siendo la penetración alemana más profunda de seis millas.
Más tarde, en 1918 y hasta el armisticio, el sector de Verdún siguió siendo una zona de combate activo, donde los dos adversarios nunca dejaron de enfrentarse, con la pérdida de numerosas vidas en acciones locales
Por otra parte, la salida del general Pétain de su comandancia de Verdún el 1 de junio de 1916 y su reemplazo por el general Nivelle había tenido un impacto negativo en la moral de los soldados
Un cierto descontento había empezado a propagarse entre los combatientes franceses en el campo de batalla de Verdún en el verano de 1916
Se dieron manifestaciones abiertas de desprecio por el alto mando y los políticos lo que llevo a varios amotinamientos.
A medida que avanzaba la campaña, las deserciones y los casos de insubordinación se hicieron habituales, y los oficiales a veces los combatían con la ejecución instantánea de los que se negaban a avanzar.
En realidad, el objetivo alemán de infligir bajas desproporcionadas en el ejército francés en Verdún nunca se logró.
Las pérdidas del ejército francés en Verdún eran altas, pero sólo ligeramente superiores a las pérdidas alemanas.
El general (más tarde mariscal) Philippe Pétain estaba reservando a sus tropas y sólo las envió después de 2-3 semanas en las líneas del frente.
No obstante, logró mantener por lo menos once divisiones de Francia (más de 100.000 hombres) en pleno funcionamiento en el campo de batalla de Verdun, en cualquier momento dado.
Gracias al sistema de rotación de Pétain, el 70% del ejército francés pasó por “el escurridor de Verdún”, frente a sólo el 25% de las fuerzas alemanas.
El General Pétain había sido siempre un firme partidario del poder de fuego de artillería. Su pre-dictamen de la guerra: “le feu mar” o “poder de fuego mata” también fue el meollo de su estrategia en Verdún
Pétain puso entonces en práctica una de sus características más pronunciadas como general: la de no arriesgar tontamente su mayor activo, las vidas humanas.
Sus tropas le admiraban por ello, aunque solía recibir muchas críticas por pusilánime de los altos mandos militares.
En esta ocasión, sin embargo, las tácticas conservadores de Pétain salvaron Verdún.
Decidió no hacer más costosos contraataques, y empleó la artillería para mantener alejadas a las tropas enemigas.
Tras muchos ataques y ofensivas de todos los tipos, los alemanes se vieron obligados a retroceder por el número ingente de bajas que sufrían en cada aproximación.
Literalmente los alemanes perdieron el control de la batalla, y terminaron empeñando ingentes cantidades de tropas en costosos ataques.
Después de la guerra, von Falkenhayn fue culpado por el fracaso y la carnicería que fue dicha batalla
El campo de batalla es en realidad un vasto cementerio ya que los restos mortales de más de 100.000 combatientes que faltan todavía identificar , estan donde cayeron .
En los años 20 se construyó en Douaumont un cementerio para contener los restos de 150.000 soldados desconocido de ambos lados.
Al día de hoy siguen siendo descubiertos por el Servicio Forestal francés que los envia al osario de Douaumont donde encuentran un lugar de descanso final.
Las bajas francesas militares en Verdun, en 1916, se registran como: 371.000 hombres, entre ellos 60.000 muertos, 101.000 desaparecidos y 210.000 heridos.
El Total de las pérdidas alemanas en Verdún, entre febrero y diciembre de 1916, se registran 337.000 hombres.
Las estadísticas también confirman que al menos el 70% de las bajas de Verdun en ambos lados fueron el resultado de fuego de artillería.
Aunque hubo más bajas francesas que alemanas, Verdún se convirtió pronto en un episodio heroico de la resistencia francesa, y el eslogan empleado por Pétain para arengar a sus tropas : ¡no pasarán! , en el símbolo de la defensa de toda una nación.
